Prólogo
Puedo escribir sobre mi dolor, me doy permiso. Con mis manos
cansadas.
Estoy quebrada aunque sé que esto es positivo, “ver el vaso
lleno”…
Hoy medio depresiva
escribo sobre lo que me pasa, ¿lo qu me pasa?
Lo me aun me recorre y me mantiene inerte. Latiendo pero
inerte.
Un día de golpe… (Un día de un golpe) perdí todo lo que
había construido, creado de un sopetón, rápido como se lleva todo la tormenta.
Entonces se volvió todo oscuridad, las luces se apagaron. Me
sorprendieron.
Me dejaron las palabras, me
abandono el amor, la familia (esa que creía sostenerme)
Entonces desde el suelo, quebrada
hecha añicos tuve que remontar como un barrilete maltrecho, que se vino abajo
con un ventarrón.
Y tuve que volver a equilibrar
las varillas, pegamento. Tengo hilo y papel manteca.
Todavía no pude reconstruirme.
Todavía no puedo construirme de
nuevo y eso me da terror, miedo. ¿Pánico?
Un miedo distinto, uno de esos que te cala los huesos (en estos
casos corroídos por artrosis).
Este miedo no me deja.
Me sigue, me despierta…
Y vela mis sueños.
Y viene con este dolor que se
abrocha a mí.
Como sanguijuela, como
chupa sangre, como buitre.
Duele como la vida.
Sentir que solo la paciencia y la
templanza puede darme paz.
Miro hacia adentro y por momentos
me pregunto quién soy.
Que coseché, que sembré y que tengo hoy.
Esta mesa vacía.
17 de mayo ¿Sera que me
apropié del dolor y no lo dejo ir?
Escribo que me lo tengo como algo
mío, porque siento que en este vacío: hay algo que no deja de estar.
Sera abrir los ojos como si fuera
un despertador, luego estrujarse…estirarse…moverse lentamente y pensar en 24
horas para vivir.
¿Para vivir?
Para recorrer las horas, los espacios.
Con ese recuerdo de la rigidez matinal.
Una mujer con tanta tristeza, con
ojeras (con más de las habituales) se despierta gris de sueños en colores.
-“Hay que tener paciencia”-
Me siento un bebe, con 36 años de
vida y despedidas. Rasgos y estrías
.Ausencias y presencias.
No soy un bebe, sin embargo esto
me tiene que enseñar todo de nuevo. Me pregunto si es positivo o no, solo sé
que si tuviera que recorrer mis días de nuevo no lo haría igual.
Y eso me extraña. Porque todos
contentan lo contrario.
Yo (con la bandera de “corazón
gigante”) me vacié de sentimientos, de valores, y de golpes del pasado
Si, los cambie por las caídas de
este presente que me llena los ojos de lágrimas de repente, de miedos, de
pequeños logros.
De pasos, de pasitos chicos dicen
las profesionales.
Lo cierto que casi hace dos años
me volví especialista en ortopedias y en complementos para mejorar una calidad
de vida que todavía no encuentro.
Se van los ahorros como si se pudiera
comprar la vida de antes, sin embargo me parece de terror que mis mañanas y mis
noches se llenen de lagrimas.
Un terror parecido a lo interminable.
Cierro los ojos, “valoro el vaso lleno”, se que la cumbre es empinada. Lo
importante es no desmoronarse, ir hacia arriba…siempre hacia arriba.
Quiero encontrar en el comedor a
esa que se movía de aquí para allá, sin embargo miro desde una silla a
veces motorizada: acomodo los muebles y ando.
Me observo tan dependiente, tan sola…
15 de Mayo: Tantas veces el
fondo
Creo que algún día mi mama se
va a cansar de me, yo misma estoy tan
cansada…de mi de mis miserias de esta dependencia en soledad. Siento que este
tiempo no termina y cada día es algo nuevo.
Siempre cada día es algo nuevo,
mi camino está lleno de piedras y una a una aparece.
Cuando me olvido vuelve a recordarme
que está ahí.
Pareciera que no vale cuanto
lucha una o dos personas, esto no hace más que quitar energía.
Mi pregunta es ¿hasta dónde?
¿Hasta dónde llegara mi aguante y
el de mi mama?
Dos seres humanos, sensibles que
no hemos hecho mal a nadie.
No hacemos más que luchar. Pero
nunca alcanza.
Cuando caigo parezco hundirme en
un pantano.se el valor que tienen las palabras yo no dejo de escribir sobre
dolor, caídas…sobre hundirme.
Cuando creo haber tocado tantas
veces el fondo.
16 de mayo: Esperanza nocturna y repentina
Esta noche han me siento a esperanzada no sé cuánto durará.
Pero se queda esperanza en mi es ráfaga, el volátil y efímera. Trató de valorar
lo pequeño en este infierno. Y no lo hago. Aunque trató.
Los pensamientos de la noche me asustan. Recurrente la
rigidez de la mañana la de la presión que diferencian sólo los psiquiatras. Me
aterra cuando me preguntan – ¿y eso cuánto dura?
¿Pasa también cuando cae la tarde?
19 de mayo: Otra vez el dolor.
De nuevo el dolor, no sé si por escape o porque. Lo cierto
es que estoy con vendas y tratando de sacármelo como sea.
-A mi me parece que estas llena de miedos, y que no saben tu
mama ni vos que está pasando.-
Quede perpleja.
Tratando de no hacerme añicos.
Como siempre con reacción lenta, días después me di cuenta que es cierto. Que las dos
hacemos lo que podemos. Que hicimos lo que pudimos.
A mí me llueven los miedos, veo que el tiempo pasa y sigo acá.
Mirando la vida pasar….con días buenos y otros nublados,
negros bien oscuros. En los que me acurruco en la cama tratando de encontrarme.
Pero no.
Y ahí es cuando de nuevo la psicóloga tiene razón.
Estoy llena de miedos.
¿Qué hago entonces?
Armo un personaje, le tiro mis miedos y ya.
No, no encuentro solución a este gran problema.
Siento que he perdido mi autonomía y creo a veces que todo
seguirá igual.
Sé que caí en una pendiente. Y Estoy subiendo demasiado
lento.
Conmigo me he llevado a mi madre. Que ha dejado de hacer lo
que le gustaba y esta 24 horas conmigo.
20 de mayo: Eclipse total en mi hogar
En algunas épocas gente se suicidaba escuchando en la radio
noticias fatalistas, hoy organizaban grandes meditaciones para el anillo lunar.
En Argentina no se vio nada.
Solo horas de silencio entre mi mama y yo.
Odio el silencio, será por eso que elegí ser locutora. Muchas
veces me lo pregunto. Y no encuentro respuesta. Solo sé que hoy estuvimos horas
en silencio horas después del mate.
Ella con el crucigrama y yo con la computadora como dos
autómatas, yo con la culpa.
Enorme, gigante, por cualquier cosa…
Y ahora no se qué hacer.
La veo cansada.
La veo agotada.
Y no sé qué hacer.
21 de mayo ¿Semana de Mayo?
Duele, duele, duele.
¿Qué hago con tanto dolor? Este dolor que me estruja, que no
deja de marcarme con líneas que no voy a poder sacar de mí.
Recuerdo y mientras lloro me pregunto si esto duele más que
el desamor.
Me acuerdo llorando, penando. Hablando de un dolor que me
llenaba de un amor no correspondido…hoy eso se parece a nada.
Tengo ganas de vivir y estoy llena de fuego. Porque me quema
esta realidad.
Tengo ganas de recuperarme y es el cuerpo mismo mío quien se
retoba.
La enfermedad es un proceso en el que el cuerpo enseña. “Se
hace sentir”
Bueno, no más.
Aprendí a los golpes.
De chica, de grande…
No merezco esto.
Aquella niña que soñaba todavía está dentro mio, con los
sueños intactos.
Aquella niña que tenía el corazón grande, que se parecía a
su padre.
Aquella niña que iba
a sufrir cuando creciera porque era muy sensible.
Sueño, tengo el corazón
grande, me parezco a mi papa y soy sensible.
¿Qué hay con eso?
23 de Mayo: “A dark long day”
El infierno es esa eterna soledad y la muerte deambula
sigilosa transparente y vigilando llenándome de miedos de dolor y cubriéndome
de fuego
Que tiene uno q pensar cuando todo se complota para mal. Uno lucha y trata
de evadir los vientos fuertes y en contra.
Lucha como quijote contra molinos y no.
Todo sigue atascándome en el más oscuro de los lodos.
Y alguien pregunta ¿podes escribir
cosas positivas?
La respuesta es no.
No sé porque ahora surgen las palabras .estoy en llamas ya no es carne
viva.
Porque aquí no hay nadie vivo
Además no fui capaz de ser amada. Miro a mi
alrededor y la soledad me aterra.
Siento que es mentira eso que digo de morir
sola.
Es cierto que no quiero ver sufrir a nadie
que quiero, pero quisiera que me abracen: sentir que no estoy sola.
Que
no es todo dolor.
Que estoy viva en este infierno.
Pero no aprendí a amar y se ve que tampoco
supe hacerme merecedora del amor de ningún hombre.
Son las ocho y como ritual de toda obse-puntual
corto los corticoides y el clonazepan. Celeste y blanco. Me da risa. Colores
patrios.
Y el dolor me hace llorar a cada rato.
Hace más de tres semanas que vengo llevando
un dolor insoportable.
Frio calor, medicación, almohadillas,
reposo, silencio, distracción, risas y nada funciona.
Tienes que ir al médico.
Hasta no dar más espero. No sé que
Me da terror
¿Sera que si no sufro no soy yo’?
¿Sera que vivo acostumbrada al dolor?
Cuando mi mama me coloca la chata, escribí
que eso es lo más humillante quedo desde
este dolor en una posición como esperando.
Yo le llamo la selva inexplorada, otras le
dicen la casita. Creo estar sana al hacer chistes…con mi realidad: con la
silla, con mi sexualidad no realizada…con mi vida vacía.
24 de mayo: “Sin título”
De nuevo y no se por qué estoy a la deriva.
No puedo culpar a algún disparador de la
terapia. Solo sé que me estanque.
Qué paradoja.
¿Cómo puede uno estancarse a la deriva?
La deriva es la lejanía, el libre virar de
algo en aguas claras o turbulentas, aguas turbias.
Miro adentro mío y no encuentro que puede
haberme hecho mal.
Haberme esforzado.
Haber hecho más de lo debido.
Haber querido estar mejor.
Hoy vuelvo a estar atrapada en mi dolor.
En esta soledad inmensa.
En este dolor hecho fuego.
Porque este es mi infierno.
Este es mi infierno y me estoy quemando
viva.
El dolor me carcome. Deja huellas dentro de
mí que no sé como hare para quitar.
Sé que uno vive muchas vidas en una vida.
Solo sé que no quiero esto.
Me reniego. Me rebelo.
¿Y ahora qué hago?
Aceptar. Aceptar. Aceptar.
Mi enfermedad.
Los dados de la vida.
Esta realidad.
Esto.
Duele, no deja de doler.
Entonces el fuego se apaga con el hielo.
Porque el hielo desinflama.
Quita los dolores.
Apaga el fuego que me está carcomiendo.
25 de mayo: Miedo a la muerte
Aparecieron de nuevo, miedos.
Miedo a no recuperarme, miedo a quedarme
sola.
Miedo a acostumbrarme a ataques de pánico.
No quiero que se materialicen. Porque cuando dijo pánico me dio pánico.
Es como si tuviera que tener un equipo de
cosas, por si pasa algo.
Y después los pensamientos recurrentes.
¿Y qué hago?
¿Podre sobrevivir? ¿Seré capaz de poder
estar, de no repetir historias, de ser?
¿Podre vivir?
Miedo.
Mucho miedo.
¿Podre recuperarme?
Mi alma se regenerara, como dicen que las
células se multiplican y nacen de nuevo.
Las líneas de cuerpo y de mi cara no me
importan.
Esto es lo que soy y es lo que he vivido.
Me están convirtiendo en la mujer que soy.
Me están convirtiendo.
Me están reconvirtiendo.
26 de mayo: Desamanecer
Como hace casi dos años amanece en mi
celda.
Porque me siento presa.
Donde la culpa determina a. qué hora me levantan.
A qué hora empieza mi día a pesar de estar
despierta
A
pesar de tener ganas de levantarme.
A
pesar de esto y todo. Estar en silencio ver pasar las horas,
quizás mirando el techo
Hoy
con este celular q me pone música, me tranquiliza, me deja escribir y me lleva
lejos,
se me cruza lo oscuro q pasaría si tuviera
q salir de acá por una u otra razón.
No sé.
Creo que nunca tuvo mucha importancia lo que
me pasa, lo que deseo, lo que necesito.
Y hoy creo que sólo es el final del final.
Siento que no hay más abajo que caer
siento que no hay más soledad que esta .
Es como sí yo no existiera.
Sólo la culpa.
Que me chupa, me absorbe, me tira para
abajo
y me deja esperando q mi mamá se digne a despertarse.
Vive cansada por la edad .por mí o ¿Quién
sabe?
¿Y yo?
¿Qué hago?
¿Que siento?
¿Que tengo q desear?
27 de mayo; Paciencia
Tengo que tener paciencia.
Mas.
¿De dónde la saco?
¿Quién sabe?
De golpe de nuevo me azotan unas ganas locas
de morder.
Me pregunto si soy adicta al dolor y adicta
a lo duro.
Y eso me humaniza, me deja al aire.
Deja al aire lo peor de mí.
La comunicación por momentos parece no
llegar a destino.
Siento que los receptores no me entienden,
entonces fallo.
No puedo explicar lo que me pasa.
Frustración porque soy locutora. Y si mi
gente no escucha lo que me pasa.
Quizás no se explicarme.
Paciencia.
A veces me miro adentro y admiro no haberme
quebrado.
Haberme quebrado tan seguido,
Estar quebrándome a menudo.
Siento que pendiente arriba no me
encontrara quebrándome,
¿Más fortalecida?
Ya lo he dicho, no quiero ser más fuerte,
Soy sensible, pero no quiero sufrir más.
Muchos dicen que aquellos que soportan
tempestades, en las crisis se mantienen erguidos,
Quiero darme lugar,
Lugar para llorar, para reír, para sentirme
humana.
27 de mayo; Desastre
Lloro.
Me siento un desastre.
No creo y quiero creer que algún día
recuperare mi vida.
Pero es tan difícil esto.
Pasa el tiempo y se lleva la oportunidad de
vivir esta vida.
“Miro la vida pasar”- me dijo un día mi
mama. En realidad es una frase mía.
La decía cuando tenía todo, la escribí
porque sentía que deambulaba por las calles.
Los domingos dolían más.
Qué paradoja…yo era la que deambulaba.
Hoy estoy quieta.
Me siento casi muerta.
¿Sera que me deprimí?
¿Sera que estoy bajoneada porque me tiene
que venir?
Lloro, estoy bajoneada y es domingo.
Ayer tenía ganas de morder, y me compre un
combo de Mc Donalds que no disfrute.
Desde que no puedo ir, no disfruto de ese
delivery.
No sé porque, será porque disfrutaba ir allá.
Hoy nos levantamos a las nueve.
No pensé nada malo.
Siento que todo eso está dentro de mí.
A veces siento que a mi mama no le conviene
acercarse a mí.
Me creo maldita.
El dolor me vuelve loca.
Neurótica.
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